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La Oficina de los Deseos

Los vecinos tienen todos algo en común: viven en el aquí y ahora. Para comunicarse más entre ellos, la Oficina de los Deseos recogió y publicó los deseos de los habitantes de la ciudad de Wörgl. La única condición era que los deseos tuvieran en cuenta las posibilidades de la ciudad. No podía haber vuelos a la Luna por falta de astronautas locales, pero la vecina sí que podía pasear al perro. A veces funcionales y a veces poéticos, los deseos de los residentes en Wörgl generaron relaciones entre las personas, algunas por tener los mismos deseos, otras porque se complementaban o porque se asombraban de las diferencias.

Esta instalación abierta al público pretendía hacer legibles las polémicas ciudadanas y fomentar la creación de redes vecinales.

Una colección de deseos como proceso de intercambio forja amplias alianzas para el bien común, más allá de los métodos clásicos de urbanismo. Los vecindarios empoderados son más capaces de articular y representar mejor sus intereses socioeconómicos. En Wörgl se hizo muy patente el deseo mayoritario de un parque urbano.

Para hacer visible esta nueva perspectiva en la vida cotidiana de la ciudad por iniciativa propia, se planteó una intervención en el espacio público: un parque urbano nómada, con el cual se activaban espacios urbanos libres, haciendo tangible esta visión del parque público urbano.

La Oficina de los Deseos había desarrollado un medio de comunicación que permitía a los ciudadanos participar en la configuración de su ciudad: sólo hay que escribir los deseos, así se hacen visibles y pueden volverse realidad.

Stiftung Freizeit

Stiftung Freizeit fue fundada en Berlín en 2010 por Inés Aubert, Markus Blösl y Rubén Jódar. Con estas prácticas de intervención pretenden suscitar procesos de reflexión iniciados por la siguiente pregunta: ¿Cómo se puede implementar la innovación social a través de la arquitectura? Así, el diseño de la exposición “Afritecture – Bauen mit der Gemeinschaft” (Afritecture – Construir con la comunidad) se convirtió en una puesta en escena abierta a todos los que tenían algo que decir, y el vestíbulo vacío de la estación de Apolda, en un cuarto de estar, gracias a los préstamos de los Apoldanos.

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